jueves, 7 de agosto de 2008

LO IMPOSIBLE



Lo imposible lo hago de inmediato, con los milagros me tardo un poco más.

EL PRIMER BESO



El más difícil no es el primer beso, sino el último.

Paul Géraldy

VIVO LA VIDA HOY



VIVO LA VIDA HOY

Hoy, si, hoy,
es el día propicio
de vivir la vida.

No mañana, no ayer
porque una aún no existe
y la otra ya se fue.

Vivo la vida hoy
porque hoy es el momento
de hacer y deshacer.

Gozo la vida hoy
la disfruto y la aprecio
desde el amanecer.

Sufro la vida hoy
si por casualidad caigo
con un tonto proceder.

Comparto la vida hoy
con todos mis amigos
que su amor me ha de ofrecer.

Amo la vida hoy,
me entrego a la ternura,
al cariño y al placer.

Río a la vida hoy
que me enseña jubilosa
todo lo que hay que hacer.

Sueño la vida hoy
pues no quiero despertar
ni tampoco envejecer.

Porque la vida es linda,
porque la vida es plena
y yo acabo de nacer.

DESCONOZCO EL AUTOR

LA CAMISA



LA CAMISA

Paco, 8 años, entró en su casa, después de clase, pisoteando fuerte. Su padre, que se dirigía al fondo, al verlo entrar, lo llamó para una hablar. Paco lo acompañó desconfiado. Antes que su padre hablara algo, Paco dijo irritado:

-Padre, estoy con muchísima rabia. Joaquín no podría haberme hecho lo que hizo.

Su padre, un hombre sencillo pero sabio, escuchaba a su hijo mientras ese seguía con su reclamo.

-Joaquín me humilló delante de mis amigos. ¡Me gustaría que le pasase algo malo!

El padre escuchó todo callado mientras caminaba buscando una bolsa de carbón. Llevó la bolsa hasta el fondo y le dijo a Paco:

-Hijo, quiero hacerte una propuesta. Imaginemos que aquella camisa blanca que está en el tendal es tu amigo Joaquín y que cada trozo de carbón es un pensamiento malo que tú le envías. Quiero que tires todo ese carbón en la camisa, hasta el último trozo y dentro un rato vuelvo para ver como quedó.

Al niño le pareció un divertido juego, la camisa estaba colgada lejos y pocos trozos acertaban al blanco. El padre que miraba todo, le preguntó:

-Hijo, ¿como estás ahora?

-Estoy cansado, pero feliz porque acerté muchos trozos de carbón en la camisa.

El padre miró a su hijo, que no entendía la razón de aquél juego, y dijo:

-Ven, quiero que veas una cosa.

El hijo fue hasta el cuarto y se miró en un gran espejo. ¡Que susto! Paco solo conseguía ver sus dientes y ojos. Su padre, entonces, le dijo:

-Viste que la camisa casi no se ensució... pero fíjate en ti mismo. Las cosas malas que deseamos a los otros son como lo que te pasó a ti. Aunque consigamos perturbar la vida de alguien con nuestros pensamientos, los residuos de esos se quedan siempre en nosotros mismos.